Un hombre que encontró en la ciencia su forma de vida
LABAQ “Laboratorios Baquerizo S.A”, fundada en 1947 es una empresa que materializa el amor por la investigación médica de un hombre que lleva 60 de sus 87 años acompañado de pipetas, microscopios, reactivos y centrífugas.
Luis Baquerizo Amador es un reconocido laboratorista que ha dejado huellas en el camino de la investigación científica a lo largo de sus 60 años de carrera profesional.
Hoy, a sus 87 años, los recuerdos son vagos y sus pisadas lentas, pero no las ganas de seguir trabajando para lo que nació.
Mientras ojea las páginas de un libro que da testimonio de su vida, recuerda su barrio en las épocas del Guayaquil de antaño. Sus vecinos eran distinguidas familias porteñas entre las que destacaba la suya, encabezada por sus padres Enrique Baquerizo Roca y doña Rosa Victoria Amador
Con el paso del tiempo, esta pareja procreó siete hijos: Victoria del Rosario, José Alfredo, Enrique Antonio y los mellizos Luis Armando, César Augusto y, la menor, Rosa Amelia.
Según cuenta Baquerizo, él y sus hermanos fueron recibidos con emoción por sus padres y sus más íntimos allegados, entre los que contaba el abuelo paterno, Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, quien fue Presidente de la República.
El laboratorista comenta que sus padres basaron la convivencia de la familia en torno a la austeridad, las buenas maneras, el respeto a los mayores y las prácticas de cristiandad.
La vida de los Baquerizo Amador transcurría entre las tareas escolares de los hijos mayores que ya iban al colegio y las travesuras de los mellizos de diez años, cuando la súbita enfermedad del padre y su muerte, casi inmediata, a consecuencia de una aguda peritonitis, sumió al núcleo familiar en una honda tristeza.
Ante la ausencia del pilar fundamental del hogar, su madre tuvo que asumir nuevas responsabilidades; una de ellas fue cuidar que nada de lo indispensable hiciera falta en el hogar. A pesar de lo fuerte de sus tareas, doña Rosa Victoria nunca permitió que sus hijos trabajaran.
En su época escolar Luis Baquerizo Amador se destacó con buenas calificaciones y para satisfacción de la madre su nombre se inscribía con frecuencia en el cuadro de honor.
Terminada la escuela primaria fue matriculado, junto a uno de sus hermanos en el Colegio Salesiano Cristóbal Colón, donde cursó los dos primeros años de secundaria. Luego estudió en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte.
Durante su época colegial uno de los lugares que visitaba con frecuencia era la biblioteca de su tío político, Dr. Juan Federico Heinert Caamones.
Entre los libros de la biblioteca de Heinert Baquerizo Amador descubrió su vocación de médico, científico y maestro. Fue Heinert quien con los años se convirtió en un permanente animador de la investigación, de la medicina tropical ecuatoriana e influyó de manera decisiva en la orientación vocacional de su joven sobrino político Luis Baquerizo Amador.
Cuando eligió la especialización en Ciencias Biológicas Baquerizo Amador ya estaba convencido de que quería dedicar su vida a la medicina.
Por eso puso tanto empeño en pasar las rigurosas pruebas a las cuales eran sometidos todos los estudiantes que querían ingresar a la Universidad de Guayaquil. Su esfuerzo dio frutos cuando fue admitido por el tribunal examinador.
El costo de los textos importados seguía siendo un inconveniente que Luis Baquerizo decidió superar en los primeros años de la vida universitaria y para acceder a dichos libros volvió a recurrir a la Biblioteca del Dr. Heinert.
Pero su deseo de obtener sus propios ejemplares lo llevó a conseguir su primer empleo gracias al cual puedo costear sus propios libros.
El 30 de octubre de 1947, luego de rendir pruebas finales teórico – práctico, obtuvo su grado doctoral con la máxima calificación. Él fue el único egresado de la promoción que eligió la especialización de Médico Laboratorista.